GRIMEY es una marca creada por personas muy relacionadas con la cultura de la calle desde finales de los 80, sus fundadores han sido artistas de graffiti, componentes de grupos de música rap y skaters.

 

El contacto con la cultura de la calle de sus fundadores ha sido lo que ha proporcionado a GRIMEY el hueco perfecto para desarrollarse. Esta cultura, que hace unos años era muy marginal, y que tiene unos códigos y un estilo muy particulares, se ha convertido en la cultura popular de los más jóvenes, y es el territorio en el que muchas marcas sin esencia o historia quieren jugar. Por eso el éxito de GRIMEY reside en su autenticidad. Esa autenticidad y la excelente aceptación de sus diseños por parte del público objetivo ha hecho que lo que empezó como una pequeña empresa creada con una inversión mínima se haya convertido en una empresa consolidada en el sector textil.