INTO THE WILD
Un relato salvaje
Por primera vez desde que empezase el invierno, aquella tarde nevó. Mi padre, que se llamaba Oso, estaba en la parte de atrás de la casa, partiendo troncos con su hacha. Cada cierto tiempo, Oso apartaba los trozos de madera con el pie, y después seguía: acercaba otro tronco y volvía a alzar su hacha -que antes había pertenecido a mi abuelo-, dejándola caer con una trayectoria definitiva. El tronco quedaba separado en dos mitades cilíndricas y sobre ellas se posaban los primeros copos de nieve del año.
Sonó el teléfono en el interior de la casa. Me volví primero hacia el aparato y después hacia Oso. Mi padre clavó una de las puntas del hacha en el suelo, empezó a quitarse los guantes y se dirigió hacia mí. Cuando llegó hasta el soportal, desde donde yo le había estado observando toda la tarde, zarandeó mi cabeza y, sin detenerse, entró en la casa. Su ropa y sus botas olían a tierra y a gasolina.
Más tarde supe que la llamada era de mi madre, que en aquella época todavía intentaba ser actriz. Desde mi posición no podía escuchar la conversación, pero por sus gestos entendí que Oso amaba a aquella criatura salvaje. Después de colgar el teléfono, Oso regresó al patio. Se detuvo junto a su hacha. Mientras se ajustaba los guantes, levantó la mirada hacia el cielo durante unos segundos, y entonces, volviéndose hacia mi posición, afirmó:
-Todo irá bien, chico. Sigamos.
Nunca supe qué significaba aquella frase y no recuerdo nada más de aquel invierno. En 1961, mi padre amaba a Marilyn Monroe tanto como a mi madre. Yo las amaba a las dos y por supuesto también a mi padre.
Look Oso
Sudadera: Camo Adidas Originals.
Pantalón: Project x Paris.
Calcetines: Camo Adidas Originals.
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Look Canguro
Sobrecamisa franela: Tommy Jeans.
Calcetines: Happy Socks.
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